Tonificante Vivencia del X Encuentro Mundial de las Familias

Tonificante Vivencia del X Encuentro Mundial de las Familias

Celebrado del 22 al 25 de junio en Roma

4 de julio del 2022. 

Hemos vivido una experiencia novedosa y extraordinaria, cuya fórmula multicéntrica y generalizada, ha permitido implicar a muchas diócesis, parroquias, comunidades, grupos y movimientos de todo el mundo, quienes han podido participar con mucho entusiasmo, de modo presencial o virtual, en forma sincrónica, es decir, al mismo tiempo que se realizaba, o asincrónica, en fechas distintas al evento, siempre en comunión con el Santo Padre, y con Roma.

La palabras de aliento que el Papa Francisco, dirigió a las familias el primer día, marcan la hoja de ruta para toda la Pastoral Familiar: Partir de la propia situación real, y desde allí intentar caminar juntos, juntos como esposos, juntos en familia, juntos con las demás familias, y juntos con la Iglesia. Como en la parábola del buen samaritano, que encuentra a un hombre herido en el camino, se le acerca, se hace cargo de él y lo ayuda a reanudar el viaje. Así justamente quisiera que fuera la Iglesia para toda familia. Una Iglesia que se les acerca, que se siente y se hace cercana a las familias, y que les ayuda a proseguir su camino y a dar “un paso más”, aunque sea pequeño. Sin olvidar, que la cercanía, la compasión y la ternura, son el estilo de Dios.

Desde el primer día, y hasta el cuarto, el Encuentro estuvo colmado de sustanciales conferencias y paneles, con vibrantes testimonios de matrimonios, que tocaban las diversas vicisitudes y dificultades que atraviesan tantas familias, entre ellos:  

  • La relación entre los sacerdotes y los matrimonios, en cuanto a su mutuo acompañamiento y enriquecimiento, personal y pastoral. 
  • La historia de Chiara, una madre, hoy sierva de Dios, que ofrendó su vida para que naciera su hijo, una vez, que le fue detectado cáncer. 
  • La relación entre las parejas de diferente credo, con el maravilloso testimono de un musulmán convertido al catolicismo; 
  • La pastoral de la esperanza, espacio bello e importante concedido o ganado por la  pastoral de los no sacramentados, divorciados vueltos a casar, etc. 
  • La inspiradora historia de transmisión de la fe, a través del testimonio de unos abuelos españoles, a sus hijos y nietos. 
  • Mención especial merece la familia, que ofreció el testimonio del perdón, después de haber perdido a tres de sus 6 hijos, atropellados por un conductor en estado de ebriedad. Logrando que en Australia, se instaurará, siguiendo su ejemplo, el día nacional del perdón. 

No puedo dejar de mencionar, la hermosa experiencia vivida en la parroquia de Santa Giovanna Atida, con la presencia de representantes de países de América Latina, con  familias de Ucrania, con quienes tuvimos la fortuna de coincidir y platicar. Y compartir sentimientos y oraciones por la paz y la fraternidad en su lacerado país, y en el mundo entero.

Todavía el último día, sábado, tuvimos exposiciones, testimonios, y hermosos cantos, el himno compuesto para la ocasión, por supuesto, y la clausura con la muy emotiva Misa concelebrada por el Santo Padre, el Papa Francisco, en la plaza San Pedro, y su mensaje final del envío de las familias. La Misa fue presidida por el Cardenal Kevin Farrel, encargado del Dicasterio de Familia, Laicos y Vida. Con lo que concluyó el evento. 

Muy tonificante y enriquecedor, es siempre sentir la experiencia de Iglesia, estar unidos de casi todas partes del mundo, los agentes de pastoral familiar, laicos, religiosas, niños, jóvenes, matrimonios, sacerdotes, abuelos y obispos, juntos todos, por un mismo fin: la atención, el servicio, la ayuda y el trabajo en bien de las familias. 

Y de manera particular, acompañar y convivir como delegación mexicana, con niños, jóvenes, matrimonios, adultos mayores, es una experiencia muy bella, que alimenta el espíritu, y que te devuelve la esperanza espiritual y pastoral. 

Dejo, finalmente, como legado, el impactante mandato misionero del Papa Francisco a las familias: 

¡Anuncien con alegría la belleza de ser una familia!

Anuncien a los niños y jóvenes la gracia del matrimonio

cristiano. Den esperanza a los que no la tienen.

Actúen como si todo dependiera de ustedes,

sabiendo que todo debe ser confiado a Dios.

Sean los que «cosen» el tejido de la sociedad y de una Iglesia

sinodal, creando relaciones, multiplicando el amor y la vida.

Sean un signo de Cristo vivo,

no tengan miedo de lo que el Señor les pide,

ni de ser generosos con Él.

Ábranse a Cristo, escúchenlo en el silencio de la oración.

Acompañen a los más frágiles

Háganse cargo de los que están solos, refugiados, abandonados.

¡Sean la semilla de un mundo más fraternal!

¡Sean familias de gran corazón!

¡Sean el rostro acogedor de la Iglesia!

Y, por favor, recen. ¡Recen siempre!

Que María, nuestra Madre, les socorra cuando no haya más vino,

Sean su compañera en el tiempo de silencio y de prueba,

les ayude a caminar junto a su Hijo resucitado. Amén.

+Alfonso G. Miranda Guardiola 
Responsable de la Dimensión Episcopal de Familia. 

Pbro. Miguel Angel Soto Gaxiola 
Secretario de la Dimensión Episcopal de Familia.